martes, 30 de diciembre de 2014

2014; un año vestido de rojiblanco

Por Juan Carlos Llorente(@Juanqui_9)

Se nos acaba el 2014, un año importante para muchos, para otros no tanto, pero ante todo finaliza un año especial para un club, una afición (en la cual se incluye un servidor) y unos colores únicos: los del Club Atlético de Madrid. Vamos, pues, a analizar un año que, por méritos propios, está escrito con letras de oro en el club colchonero.


Un año inolvidable, pues, como todos sabéis, el Atlético ganó la liga española 18 años después; porque, lo que en principio parecía sólo una ilusión, al final se hizo realidad, y, con ello, todos los atléticos pudieron saborear un triunfo histórico. Sé de primera mano que todos os acordaréis del cabezazo imperial de Godín en el Camp Nou, pero en realidad esto solamente fue la guinda de un pastel que se construyó, como bien dijo tantas veces Simeone, “partido a partido”. Una victoria que hizo justicia a un grupo de jugadores y cuerpo técnico que, día a día, entrenamiento a entrenamiento, partido a partido, demostraron que se puede llegar a lo más alto con esfuerzo, actitud, humildad, ilusión, trabajo, ganas y espíritu; un ejemplo, una forma de vida, la de este equipo, que quedará para la posteridad.

Un año inolvidable, pues el Atlético llegó, no sin sufrimiento, a su segunda final de Copa de Europa, lo que hoy en día conocemos por Champions League. Un precioso camino hasta la “orejona” que se torció en el minuto 93 de la final de Lisboa con el famoso gol de Sergio Ramos. Pero, al igual que podemos recordar la final, también es justo rememorar el trayecto que llega a la misma, porque sí, gracias al Cholo y sus jugadores, el Atlético revivió sus mejores momentos en Europa, eliminando a históricos de la talla de Oporto, Milan (sin tilde si hablamos de club, ya que fue fundado por ingleses), Barcelona y Chelsea y disfrutando el Calderón de noches mágicas (¡un orgullo recordar la goleada al conjunto italiano, la exhibición ante los blaugranas o la vuelta del Niño Torres a su casa!). Una pena lo sucedido en los minutos finales de Lisboa, los cuales dejaron sin premio a un equipo que rompió pronósticos y llenó de felicidad a una afición leal y única en el mundo.


Un año inolvidable, ya que nos dejó, el día 1 de febrero, Luís Aragonés, el mito, la leyenda, la más auténtica reencarnación del sentimiento atlético; una persona fiel a unos colores, los cuales, junto con todos los atléticos, lloraron su pérdida. Se marchó una persona que, para muchos, fue la más importante en la historia del club. En fin, gracias por todo, Don Luís Aragonés.


Un año inolvidable, pues, como habréis podido comprobar, ha sido en estos últimos días del año cuando se ha producido la vuelta del hijo pródigo, Fernando Torres. Una persona siempre ligada a los valores del club y que, ya muy joven, cargó con el peso de una institución en los peores momentos de su historia; sí, porque Fernando levantó al club del infierno de Segunda División y, posteriormente, gracias a sus actuaciones, lo volvió a situar en el mapa. Torres se marchó del club de su vida para poder crecer y, siete años después, vuelve para, probablemente, acabar su carrera como futbolista, una carrera de ensueño que espera redondear en el club de sus amores. Bienvenido de nuevo a tu casa, Fernando.


En conclusión, se termina un año que, por muchas razones, será siempre recordado por todos y cada uno de los atléticos, un año que define al Atlético, ya que el club rojiblanco ha sido capaz de lo mejor y de lo peor; se acaba un año especial para el Club Atlético de Madrid.
¡Que siga la fiesta en 2015!


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